Una cosa es la ciencia ficción y otra cosa es que todo valga. A quien le gusta lo primero le suele fastidiar lo segundo.
Estos días en el que se recuerda el estreno de La Guerra de las Galaxias (27 de mayo de 1977) se ha conocido una pequeña parte de una entrevistó al director, creador, productor y hombre de innumerables talentos cinematográficos J.J. Abrams.
Quien ha sido productor y escritor en series como Lost, Alias, y Fringe y tiene un muy largo currículo con distintos papeles en el mundo del cine, reflexiona sobre la necesidad de planificar el trabajo para conseguir un resultado satisfactorio.
Eso no es precisamente descubrir el Mediterráneo, y la reflexión choca un poco a estas alturas, sobre todo viniendo de él.
La entrevista no se conoce en su integridad a la hora de cerrar esta entrada de blog y en la cita en la que se incluye esta reflexión no alude directamente a La Guerra de las Galaxias, pero lo que se cuenta de esta es que responde a la pregunta sobre la dirección y trama de los episodios VII y IX de la última trilogía, capítulos que tienen su firma.
En concreto, el IX, la última entrega (The Rise of Skywalker – el Ascenso de Skywalker) dejó un mal sabor de boca a muchos de los fans no solo por perder líneas argumentales de la anterior sino por un final que contaba con un protagonista salido de una chistera ya que hacía muchos capítulos que estaba dado por muerto. Estilo Falcon Crest.
La audiencia quiere aplaudir un fin cuidado.
Hay películas y series de ciencia ficción que naufragan antes porque una cosa es la imaginación y tratar con las posibilidades inciertas y otra es desbaratar lo cierto y la lógica de lo que se plantea como conocido o de sentido común.
Pero en general, donde más complicaciones hay es en el cierre.
No solo porque guste o no sino porque muchas veces el final carece de los elementos necesarios para ser considerado un desenlace, un cierre de la historia.
Hay casos en los que simplemente es un fin porque toca acabar. La solución se plantea como un giro de guión, quizá con la esperanza o el deseo de estirar más una serie. Algo que George Lucas, el creador de La Guerra de las Galaxias, critica (con muchas razones)
La fantasía y la ciencia ficción son una oportunidad como pocas para la aventura pero también para la metáfora, la fábula y para el ejercicio de la imaginación con propósito. Y para llegar a la moraleja tiene que haber una coherencia en el mensaje hasta el final.
Ted Chiang, autor del cuento en el que se basa la maravillosa película Arrival, es un buen ejemplo de ello. Su recopilación de cuentos Exhalation es una delicia muy aconsejable.
Dar el fin apropiado y no echar mano de una sorpresa que desbarate el guión y deje a la fábula coja es muy difícil pero es lo único que cierra el relato y hay que cuidarlo mucho. Pone el broche de oro a la intención que tiene la narración. Incluso en la Guerra de las Galaxias que nació como una historia de una familia pero se cierra con la de otra.
Espero en los próximos meses el desenlace de una de las mejores series de ciencia ficción que he visto, The Expanse. ¡Y no solo por las alusiones a El Quijote y el hecho que la nave espacial de los protagonistas se llame Rocinante!
Los creadores de la serie de libros en la que está basada, el duo de escritores tras la firma James S. Corey, han dado hasta ahora buena muestra de creer que no todo vale y han construido un inicio y una acción con una edición cuidada y cargada de intención a cada paso que han dado. Espero y confío plenamente en un fin que verdaderamente lo sea. Un cierre de oro para una serie que lo merece.
Por cierto, muy muy agradecida a @Vonspeek por sugerírmela.