La visita del presidente Eisenhower a Madrid significó que el régimen franquista era un amigo aceptable. Atrás quedaban los peores años del ostracismo diplomático, cuando España era un paria.
Franco recibe al amigo americano
Tal día como hoy, 21 de diciembre, pero de hace 61 años, el presidente de Estados Unidos Dwight Eisenhower visitó Madrid por unas horas.
Las suficientes como para que se entendiera que– a sus ojos y a los de su país–, ser amigo de la España franquista pasaba a ser aceptable.
Franco y Eisenhower durante la visita del presidente de EE.UU. a Madrid. Foto Creative Commons.
Hola soy Ana Nieto y esto es Calendario de Historias el podcast diario de Audire con el que repasamos la historia, recordamos a sus personajes y vemos qué queda de ello.
La situación internacional del franquismo pasó por varias fases.
La historia arranca en 1939, con el fin de la guerra civil y el inicio de la II Guerra Mundial.
Inicialmente, España se posicionó como “estrictamente neutral”. Pero después de que Alemania invadiera Holanda, Bélgica y Francia en 1940 y de que Italia entrara en la guerra como aliado de Berlín, España se declaró “no beligerante”.
Y como tal, envió a la División Azul a luchar a la Unión Soviética como parte integrante del Ejército alemán. 50.000 hombres y 146 enfermeras de la Sección femenina participaron en varias batallas, entre ellas el sitio de Leningrado.
También como no beligerante se vendió wolframio, un mineral estratégico, a los alemanes y se les permitió abastecer a sus submarinos en los puertos de Vigo, Ferrol, Cádiz y Las Palmas.
Y la no beligerante España invadió la Ciudad Internacional de Tánger y la anexionó a su protectorado de Marruecos.
Pero en 1943, después del desembarco aliado en Sicilia y la caída de Benito Mussolini en Italia, el régimen franquista pasó de “no beligerante” a en “neutralidad vigilada”.
Y en esa situación se encontraba España cuando estalló lo que se conoce como el Incidente Laurel.
Al otro lado del planeta, Japón había expulsado de Filipinas a Estados Unidos, quien gobernaba la antigua colonia española desde 1898. Cuando Tokio nombró a José Laurel como presidente del gobierno títere, España envió un telegrama de felicitación.
El enfado de Estados Unidos fue morrocotudo.
Washington se hartó de que Madrid vendiera wolframio a Alemania.
De que no controlase los espías nazis en Tánger. De que División Azul siguiese en frente del Este.
Y de las actividades antiamericanas del Servicio Exterior de la Falange en Latinoamérica y Puerto Rico.
El embajador estadounidense en Madrid exigió el cese de las exportaciones de wolframio y la expulsión de los espías nazis de Tánger.
El gobierno español se hizo el sueco.
Entonces Estados Unidos amenazó con embargar el suministro de petróleo.
Y el gobierno español siguió como si con ellos no fuera la cosa, convencidos de que España pronto produciría gasolina sintética.
Y hubo embargo. Al punto que en el Desfile de la Victoria de 1944 no hubo ni vehículos acorazados ni tanques. Realmente lo que No había era combustible para moverlos.
A final se impuso la realidad y hubo acuerdo. Prácticamente cesaron las exportaciones de Wolframio a Alemania, se cerró el consulado de Berlín en Tánger y se repatriaron casi todos los miembros de la División Azul.
Pero cuando la II Guerra Mundial acabó con la victoria aliada, todos esos precedentes tuvieron sus consecuencias.
En la conferencia de Yalta en febrero de 1945, Stalin propuso aislar a España, Franklin Delano Roosevelt lo apoyaba, solo Winston Churchill no lo veía claro.
Y cuando 50 naciones aliadas se reunieron en San Francisco para aprobar la Carta de las Naciones Unidas, el gobierno franquista no tuvo representación.
Finalmente, en la Conferencia de Postdam Stalin, Churchill y Truman acordaron no apoyar la entrada de España en la Organización de Naciones Unidas.
La última vuelta de tuerca la dio la Asamblea General de Naciones Unidas. El 12 de diciembre de 1946 adoptó la Resolución 39 por la que España quedaba fuera de todas sus instituciones y conferencias de la ONU y se animaba al cierre de las embajadas extranjeras en Madrid.
España era un paria diplomático. Sin embargo, el régimen le supo sacar rendimiento. En un evento multitudinario en la Plaza de Oriente consiguió respaldo interno, mediante la estrategia de avivar sentimientos nacionalistas y victimistas.
Dos años más tarde, al aislamiento diplomático se sumó la exclusión económica. Cuando Estados Unidos regó Europa Occidental con 12 mil millones de dólares de los de aquella época con el Plan Marshall, España recibió cero.
Fue una época dura. A la falta de ayudas del exterior se unía la devastadora política del régimen del autarquismo.
De esta época de hambre y cartillas de racionamiento, el único amigo fue la Argentina de Juan Domingo Perón. Una amistad interesada que se representó visualmente con la esplendorosa visita de Evita Perón a España.
Argentina brindó créditos para que España comprase 700.000 toneladas de trigo. También se compró maíz, lentejas, aceite y carne congelada. Por su parte, España exportó a Argentina cinc, plomo, mercurio, textiles, corcho y maquinaria.
Ese acuerdo contribuyó para que Franco sobreviviese los peores años del aislamiento internacional.
Pero para 1949, el acuerdo ya era papel mojado. Para España comenzaba el deshielo internacional, provocado por el inicio de la Guerra Fría.
El bloque liderado por EE.UU. daba muestras –tibias– de que le interesaba tener a España de su parte. Tan tibias que cuando se fundó la alianza militar OTAN, Madrid no fue invitada.
Un paso de gigante llegó al año siguiente, –1950–, cuando la ONU se desdijo de lo que había dicho cuatro años antes. Recomendó que regresaran a Madrid los embajadores extranjeros y que se permitiese participar a España en todas las instituciones de Naciones Unidas.
Al año siguiente, España ingresó en la FAO, en la OMS, en la Unión Internacional de Telecomunicaciones y en la Unión Postal Internacional.
Y en 1953 firmó un nuevo concordato con la Santa Sede y el Tratado de Madrid, que cedió 4 bases militares a EE.UU. a cambio de apoyo militar y económico.
Finalmente, en 1955, España ingresó en la ONU como miembro de pleno derecho.
Cuando el presidente Eisenhower llegó a Madrid el 21 de diciembre de 1959, los madrileños salieron en masa a la calle a vitorear al líder del mundo libre. Más de 500 periodistas nacionales y extranjeros fueron testigos del espaldarazo que el régimen franquista recibía del amigo americano.
A partir de aquí quedaron atrás los peores años de ostracismo. Pero eso no significó que España fuera aceptada incondicionalmente. Por ejemplo, se solicitó el Ingreso en el Mercado Común europeo en 1962, pero se ingresó en 1986, cuando Franco llevaba 11 años enterrado. Un caso semejante pasó con la OTAN.
Y al final del régimen, en 1975, la comunidad internacional volvió a solicitar la retirada de embajadores de Madrid como condena a los últimos fusilamientos del franquismo. Como antaño, Franco reaccionó convocando a un acto de adhesión. Fue el 1 de octubre, la última vez que se le vio con vida en público.
Y tal día como hoy, 21 de diciembre, es el solsticio: la noche más larga del año en el hemisferio norte y la más corta en el sur. Al amanecer, un rayo de sol penetra en las misiones de la época de la colonia española en California, ilumina el altar mayor y esparce un haz de luz por los pasillos de los pequeños templos.
Historiadores y antropólogos discrepan sobre el significado de esta bellísima iluminación que en algunas iglesias se produce en otras fechas.
En Europa este fenómeno es más frecuente en los equinoccios, cuando los días y las noches tienen exactamente la misma duración. En España son especialmente notables estos “milagros de luz” en la capilla de San Miguel de Celanova, en Ourense y en la iglesia de Santa Marta de Tera, en Zamora.
En San Juan de Ortega, en Burgos, es espectacular especialmente en el equinoccio de marzo
Ese día, un haz de luz penetra en la iglesia, rompe la penumbra y se dirige a un capitel e ilumina al arcángel Gabriel anunciándole a maría el embarazo.
Nueve meses más tarde, es navidad.
Y en 1959, el año en el que Eisenhower visitó Madrid, en Cuba triunfó la revolución encabezada por Fidel Castro y Hawaii se convirtió en el estado número 50 de EE.UU.
En España se aprobó el Plan de Estabilización que liberalizó en parte la economía y dio lugar al desarrollismo.
Y una multitud de falangistas se turnaron durante dos días para llevar a hombros y en silencio los restos de su líder desde El Escorial hasta el valle de los caídos. Reposa bajo una lápida gigantesca con un texto escueto: José Antonio.
Y cerramos el programa de hoy con una cita del presidente Eisenhower:
“El mundo se mueve. Las ideas que antes eran buenas puede que ahora ya no lo sean”.
Esto es Calendario de Historias, de Audire Podcast. Somos María Luz Rodríguez desde Ourense, y yo, Ana Nieto, desde Brooklyn. Volvemos mañana, que será ya otro día.
La música es de Aser Rodríguez y EpidemicSound.
La producción es de Audire Podcast
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